martes, 30 de marzo de 2010

EL ARA SOLIS

Fisterra se ha asociado con el Ara Solis. Era éste, según la tradición, un templo dedicado al Sol, al que atribuía el poder fecundante sobre todas las cosas de la Tierra. Su localización en Fisterra está avalada en un texto Ptolomeo, del que se recoge aquí su traducción latina: Post Nerium Promontorium, aliud Promontorium in quo Solis Arae.
Una larga tradición literaria identifica el Promontorio Nerio con el cabo Fisterra. Luis Monteagudo, en un documentado trabajo sobre Ptolemeo, titulado Carta de Coruña Romana, reduce el Promontorio Nerio al cabo Touriñán, con lo cual podría interpretarse que el Ara Solis estaba situado en Muxía, lo que daría a lo orígenes de A Barca un nuevo giro
Hasta la versión de Monteagudo, los intérpretes de los textos protohistoricos han identificado siempre el Promontorio Nerio con el cabo Fisterra, por lo que, algunos autores, situaban el Ara Solis en Touriñán, aunque tenían que reconocer que no se ve en este promontorio nigún vestigio relacionado con el altar. Haciéndose eco de tales discusiones, escribe Murgía lo que sigue: "Dúdese cuanto se quiera de si el Ara Solis de Ptolomeo puede o no reducirse al promontorio Nerio; más no ha de callarse que las tradiciones relativas a dicho cabo, tienen un pronunciado sabor solar de que no puede prescindirse cuando de tales cosas se habla".
El sabor solar de las tradiciones de Fisterra es evidente. En las ruinas de lo que fue la Ermita de San Guillerme, hay una cama de piedra en la que , según testimonio de Martín Sarmiento, se acostaban los matrimonios estériles para alcanzar la fecundidad.
En las tradiciones del Códice Calixtino, hay abundantes referencias a símbolos de sol, relacionados con Fisterra y Duio. "En la leyenda del Apóstol -dice Murguía- son visibles los rastros del culto del Sol. La reina Lupa (el lobo es símbolo del Sol que devora a la luna, representada a su vez por la loba) aconsejó a los discípulos del Apóstol fuesen a Duio (Fisterra) a pedir licencia a Filotro, gobernador de la tierra, para enterrar el sagrado cadáver. Concédela éste y les envía en son de burla al Pico Sacro en busca de los bueyes -otro símbolo del astro diurno- que guardan el dragón, que debe destruirlos y que sin embargo los respeta".
La toponomía de Fisterra conserva el nombre de Lobeiras para las dos islas que hay entre Fisterra y el monte Pindo. Y "las monedas de los nerios, anteriores a la conquista romana, ostentan unas el toro saltando y el disco radiado encima, y otras el alado caballo marino". "En el primer caso -añade Murguía- los mismos el toro saltando -alusión clarísima al astro diurno que de un salto se arroja a las olas y muere- como el disco radiado, que es un símbolo del sol, se refieren a las almas; en el segundo, el alado caballo marítimo, a su conducción y morada en las regiones etéreas".
Cerca de las islas Lobeiras hay dos piedras, que sobresalen poco del agua, a las que llaman Os Bois, que aluden, como ya se dijo, a símbolos del sol. De estas piedras que están situadas muy cerca de la hermosa aldea de Gures, cuenta Vicetto la siguiente leyenda: Jurys, uno de los héroes troyanos que vivía en Duio, se salvó del incendio que asolóla gran ciudad, lanzándose al mar a lomos de un buey. Jurys se salvó, pero el buey se ahogó y quedó petrificado en el lugar que hoy se conoce con el nombre de Os Bois. La leyenda parece una invención literaria sugerida por el topónimo Gures que da nombre a la aldea. Pero por su proximidad a las islas Lobeiras, el topónimo Os Bois, parece referirse a uno de los símbolos del sol.
La tradicción jacobea da por supuesto que el Ara Solis fue destruirdo por el apóstol Santiago que, sobre sus ruinas, erigió la ermita, más tarde conocida con el nombre de San Guillerme. En el paramento vertical de la gran mole granítica que se alza al oeste de la ermita, se ven algunas insculturas en las que aparece el disco solar. La insculturas están orientadas al sol naciente y reciben los rayos de sol, cuando éste pasa a la altura de las islas Lobeiras. Debo la primera referencia a estas insculturas a D.Pedro Marfany, aunque disiento la interpretación de una de ellas, que representa, con toda claridad, un pez. ¿Cubrían la vivienda del ermitaño estas insculturas? Pudiera ser, lo que confirmaría la hipótesis de que la piedad cristiana fue destruyendo todos los símbolos del Sol en aquel lugar sagrado. La hipótesis está avalada por dos incrustaciones ovoides de pizarra o algún material similar, sobre dos piedras semicirculares, de unos diez centímetros de espesor, labradas de forma tal que las incrustaciones quedarían contrapuestas si las dos piedras fuesen el soporte de una cúpula. Las dos piedras están, medio enterradas, no lejos de la ermita de San Guillerme, y he visto alguna incrustación más del mismo material, al este de la ermita, en el murallón rocoso del antiguo castro que rodeaba el monte.
Vicetto afirma que el Ara Solis se hallaba sobre una eminencia y que estaba formado por cuatro columnas de granito, de bastante elevación, que terminaban en una media naranja o cúpula esbelta, ligera y majestuosa. El Ara Solis es, para nuestro escritor romántico, uno de los más grandes acontecimientos del mundo católico, y contibuye el mayor florón histórico de Galicia. En apoyo de sus afirmaciones acude Vicetto a la Historia gótica, del obispo D. Servando, a los Anales de galicia del P.Seguín . Según estas fuentes, los poetas griegos refieren que el Sol entró en una dorada copa para navegar por el Océano, hasta llegar a la casa en que solía pasar la oscura noche. De ahí deriva la famosa divisa o cáliz de Galicia que dio nombre a este reino. Citan al poeta Escilio, el cual afirma que aquella copa en que el sol navegaba por el océano, por especial disposición, auxilio o providencial del Padre o Dios de los dioses, estaba fabricada por Vulcano en el ocaso. Y añaden: "Que el ocaso sea por antonomasia Fisterra en Galicia, dígale en nombre de todos los íberos de los fines de los caldeos, con determinación de seguir al sol hasta los últimos fines de la tierra, de donde no podían pasar, la erigieron al sol un templo donde ahora está Santa Maria de Fisterra en Galicia".
Las dos montañas del cabo Fisterra parecen, vistas desde el norte, los pechos de una mujer, y a ellas podría aplicarse la frase de Homero cuando habla de "la brillante lumbrera del Sol, arrastrando tras sí la noche negra sobre la tierra de fecundos senos". El tema de la fecundidad, visible en la cama de San Guillerme, aparece también en la leyenda de las ballenas que se acercaban a Fisterra para ser fecundadas, de lo que se aprovecharon los noruegos para establecer en Caneliñas una factoría ballenera. El tema se repite en las dos piedras de abalar que hay en la cumbre del promontorio, a las que llamaron Pedras Santas, porque Nuestra Señora consagró en ella el atributo de su virginidad, sustituyendo a Afrodita y transformando su símbolo, la concha de vieira, en el símbolo de los peregrinos de Santiago.
La fecundidad, remedio para conseguir la inmortalidad a través de la generación, subyace en un tema que se repite en Fisterra a lo largo de los siglos. A comienzos del siglo XV, se celebra, en el recuerdo y en la imagen, la Transfiguración de Cristo, en un banco de piedra donde se sentaba Santiago, San Pedro y San Juan, testigos de la escena evangélica. Más tarde lo que se celebraba, y se celebra aún, era la resurrección, con un ángel que informa del acontecimiento a las tres Marías que visitan el Sepulcro. El tema de la Resurrección es la versión cristiana, iniciada por el apóstol Santiago, del mito de la fecundidad, celebrado en el Ara Solis.


Monte facho y San Guillerme, con forma de
senos de mujer, donde se situa la ermita de
San Guillerme y el antiguo Ara Solis


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